Bartolomé Vaccarezza
Nacido en 1946, hijo del dramaturgo Alberto Vaccarezza (autor de El conventillo de la Paloma) Bartolomé desarrolló desde chico una extensa obra en óleos, acrílicos, collages y acuarelas, con el caballo como figura recurrente. Esteban Chorovicz lo invitó a reflexionar sobre su obra, sus influencias, y su oficio.

Me preguntan cómo es el proceso de creación de mi obra y me quedo igual que cuando estoy frente al lienzo en blanco… una sensación de temor frente a lo desconocido me invade hasta que en mi mente se van perfilando trazos y con pincel o carbonilla voy encontrando las formas en el plano. Las imágenes surgen completas como si las estuviese viendo.
Jamás trabajo a partir de una fotografía. Planteo la obra y me alejo de ella un tiempo. Tal vez empiezo otra o sigo en otro momento la anterior. Me acerco, me alejo y logro dimensionarla, corregirla o tal vez rehacerla. Depende de lo que veo y siento. Ahora es el tiempo del color, de la materia, del volumen. Es un proceso rápido y sensual en donde debo esforzarme para alejarme nuevamente y resguardar su espontaneidad.

El tema fundamental es la concentración en lo que estoy realizando, aunque en algunas circunstancias la música de Bach me incentivó en determinados pases de la pintura. Admiro la música de Musorgsky en la sinfonía “Cuadros de una exposición” donde se combinan perfectamente las dos expresiones ya que el músico se inspiró en la visita a la muestra de su amigo el pintor Víktor Hartmann. Al volver corrijo, equilibro y retoco con un cuidado extremo ya que debo estar atento porque es la obra la que me pide la finalización de la misma.

Allí estampo mi firma. Una vez firmada no toco más la obra.
El momento más adecuado para crear en mi caso es entre las 10 y 10,30 de la mañana ya que la luz favorece al proceso. Este es el horario que elijo en la primera etapa del bocetado. Sobre los artistas que he conocido, destaco la personalidad de algunos que me han impactado. La bonhomía de Pujia, la generosidad de Castagnino que siendo yo muy joven, me dijo “pibe, ¡vos vas a ser mi competencia! Quinquela Martín fue quien, cuando yo tenía 8 años, aconsejó a mi padre que no fuese influenciado por la academia y me atrajo definitivamente hacia la pintura.

Otros como Forte, Menghi, Lola Frexas, Novelleto, Baima, Pfeifer, Galdamez y tanto más me acompañaron en mi trayectoria. Mis artistas preferidos son: Miguel Ángel, Rodin, Cezanne, Piccaso, Dali y dentro de los argentinos Fader, Berni, Soldi, Andrés Iglesias y siendo tantos los buenos, me es imposible nombrarlos a todos ellos…