Chau (Engañapichanga 28)

Ah… al principio le decía que… me refiero a lo de engañapichanga, ¿se acuerda?… que mi manera de escribir es eso, una apariencia engañosa, una construcción falluta; a veces lo pienso de mí, de mi persona, necesitaría mucho tiempo para desarrollar esto… mejor lo dejamos ahí… Ahora sí llegué al final de este libro, de estas sesiones, le avisé que serían varios los finales, el que tenía claro era el que viene, porque siento que se une a nuestro primer encuentro, el que titulé Doctora… se une sí, es como una vuelta redondita, el basilisco que se muerde la cola.

Recuerda Ud. que empecé diciéndole que me rebelo contras las interpretaciones psicoanalíticas, que estuve gran parte o toda mi vida muy cercano a ese modo de mirar el mundo que se estima/presume hace crecer y comprenderse, pero que hay un momento en que se siente que no basta, que comprender no es lo mismo que crecer o ser mejores o más felices… No sé. Tampoco esa política positivista del cambio constante, del cambio para bien va mucho conmigo, soy más bien un escéptico perezoso.

Voy entonces a contarle lo que le pasó, lo que le pasa a mi amor. Tengo que ser cuidadoso, nuestra relación es especial, vivimos en un oasis pequeño, está preservada casi absolutamente del contacto con el mundo, es un vínculo autosuficiente, podemos mirarnos en soledad y ser felices con pocas cosas. No quisiera alterar este equilibrio, es demasiado precioso para mí… y para él… por lo que no puedo decir su nombre y poco diré de sus grandes penas.

No voy a agregar nada más al final, no me gustan las despedidas, me agarran desprevenido siempre, o sea que la saludo ahora, gracias por todo, por lo que pudo y lo que no pudimos hacer.

Un abrazo. Otro.

Hasta pronto, nunca se sabe.